“Quimera” es un proyecto compuesto por diez esculturas que se desenvuelven sobre el piso al igual que un paisaje.
Su nombre surge de los dos significados que abarcan a dicha palabra.
Por un lado se representa a la quimera como una mezcla de especies, un ente compuesto por tantos elementos que convierte su propia existencia en una encrucijada, es un monstruo nutrido por el exterior, un choque entre lo familiar y lo extraño, el ser y no ser.
Por otro lado se manifiesta a través de la utopía, la quimera como una ensoñación. Se muestra como una fantasía poco probable, aquella versión ficticia y al mismo tiempo fabulosa que se alimenta de anhelos y deseos.
Quisiera pensar en mi trabajo como un punto intermedio que une ambas definiciones y, que estas puedan transmitirse y materializarse por medio de la escultura. Pienso que este paisaje y cada parte que lo conforma denota el concepto al cual me he arraigado: abstracción y alteridad. Donde estas figuras orgánicas y poco reconocibles muestran la primera parte de lo que es una quimera, aquel cuerpo híbrido y extraño que nos hace cuestionarnos su manera de ser. Y al mismo tiempo las posibilidades que su propia imagen brinda, que su extensión sobre el suelo, su color y su textura lleve al espectador hacia la otra parte de la quimera, aquella en la que la persona puede imaginar su procedencia, sopesar acerca de su visualidad y fantasear sobre lo que es, sobre de dónde viene y sobre qué está hecho.