Leticia Araya

La instalación surge a partir de diseños bidimensionales de ilustraciones basadas en estructuras óseas y debido a un interés visual en la imagenología médica, así como en las características internas de los cuerpos y en la taxonomía.
Las palabras en mis caligramas derivan en una caligrafía que se ubica en un punto medio entre lo legible y lo ilegible. Un caligrama que es cuerpo, pero que también es espacio, puesto que se expande por cada rincón con sus patas/costillas/barrotes, generando una especie de jaula envolvente. Quien entra en este espacio delimitado por telones y en oscuridad, es acogido al interior de la obra, aludiendo a la idea de estar dentro del cuerpo. A su vez, la instalación se encuentra iluminada por cuatro ampolletas de luz negra, que resaltan colores en tonalidades flúor, conocidas por su uso en antros, discos y empleada en campos como la medicina o la estética. Los materiales son cartón forrado, sostenido por un esqueleto de alambre galvanizado y un cuadrilátero de tela grapada al techo.

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