Discurso docente ceremonia de egreso 2022: Rodrigo Vega.

Por razones que están más allá de mi comprensión, he sido elegido para hacer este discurso. No me parece una buena elección.  ¡Me pone muy nervioso hablar en público! A pesar de que el formato discurso no es uno de mis preferidos y, supongo, tampoco es su modo de comunicación favorito. Pero ya que estamos en ello, intentaré hacerlo lo mejor posible.  

Para esto, Voy a echar mano a lo que tengo, que es lo que recuerdo de mi propia licenciatura.  En este recuerdo no hay ninguna ceremonia ni nada que se le parezca. La universidad en dónde estudié, no se distingue por ser una madre amorosa, especialmente en esa época.

Claro está, los tiempos que corrían eran distintos a estos que compartimos los que aquí nos encontramos. Distintos, no mejores. Recuerdo el aire denso de miedo.  Creo que lo que tienen en común ambas épocas, Lo que se ha mantenido como una constante desde entonces, es la sensación de amenaza y fragilidad generalizada. Nada nuevo bajo el sol. Me imagino que, en Europa en el siglo XVI, bajo las oleadas de la peste negra, que mató a un porcentaje muy grande de la población, entre ellos a dos de mis artistas favoritos, la percepción de la fragilidad humana debe haber sido bastante similar. 

Lo que no deja de ser sorprendente, es que En esa época y en esta, gentes como ustedes y como nosotros, se embarcan en la más insólita ocupación, la más azarosa de las actividades: estudiar arte para ser artistas. Las razones de porqué sucedió, sucede y sucederá esto, permanecen en el más absoluto misterio, sepultadas bajo un montón de palabras y explicaciones que no dicen nada. Por supuesto: desconozco la respuesta, pero como debo estructurar algo escrito que pase por discurso, me voy a dar la licencia de decirles no lo que sé. Sino lo que creo.

 Creo que esto de ser artista, es más un efecto de una condición que de una decisión.

 Así como un porcentaje minoritario de la población, alrededor del diez por ciento, tengo entendido, es zurda. Una parte de la humanidad, también minoritaria, ocupará buena parte de su vida y sus afanes, en la práctica y la construcción de tan incierta profesión. Eso es lo que creo. No puedo probar nada de esto. Solo puedo decir que me sucedió a mí. Que, además ¡soy zurdo! Les prometo que la sensación de rareza es muy similar.

Lo que sé a ciencia cierta, es que pasar de la condición de estudiante de arte a artista, no es generalmente, muy confortable Lo sabemos casi todos los que pasamos por ahí. Como es necesario, ahora lo sabrán ustedes también. En buena parte, la incomodidad es producto de la naturaleza, incierta por definición, de lo estudiado y que ha de ponerse en operación sin las redes de seguridad que la universidad proporciona. Directamente al principio, indirectamente después. Me permito recordarles que, en verdad, no están partiendo de cero. Tienen cuatro años de ejercicios y trabajos de su autoría. Si miran en ellos atentamente y sin prejuicios, es muy probable que encuentren mucho más de lo que creen. Seguramente su obra ya comenzó. 

La otra circunstancia que hace  perceptiblemente incómodo este paso entre dos mundos, es que el segundo de estos, al que se supone que uno llega a ser artista y ganarse la vida haciéndolo, apenas si existe como tal. El “Mercado del arte” en nuestro país, es de una pequeñez, de una ceguera y una fragilidad pavorosa. No les recomiendo poner todas sus esperanzas en él.  Les recomiendo poner todas las esperanzas en ustedes mismos. Lo que quiero decir con esto, es que su aparte de construir su obra, son responsables de hacerla visible. Esta parte del trabajo es con mucho, la más agotadora.

Les aseguro que todo lugar en que puedan mostrar su trabajo es el mejor lugar. No hay lugar insignificante.

Me voy a permitir darles un último consejo: Registren amorosamente su trabajo. Pongan especial cuidado en ello. Es muy importante, pues es la única manera de permanecer en el campo de juego. El olvido en este juego, es el peor de los resultados.

No tengo mucho mas que decirles, excepto que les deseo el más brillante, coherente y personal ejercicio de su condición de artista.