Diego Mora Meneses, 2021[1]
El ermitaño posee fuego,
Es de un color dorado y rojizo,
A veces ilumina el camino
y otras oscurece las ventanas.
Lleva 2 años encerrado en su hogar,
Llevaba 18 años encerrado en la carne.
Anteriormente si ha quemado, se ha quemado
y entre nos, bastante.
No solo ilumina, estalla y destruye, se enoja y grita,
No solo oscurece, ama y se esconde, se atreve y falla.
Quiere y no lo quieren,
Lo quieren y ella no quiere.
Como buena cola de teleserie,
Como buena prima de amigas y rivales,
Como buena loca del pasaje,
Como buena vieja de tengo miedo torero,
Sus dramas amorosos son de película mal hecha,
Relatos e historias para un mundo hetero.
Nací el 15 del mes acuariano febrero,
La luna creciente pasaba por géminis
La hora marcaba el ascendente de los peces gemelos,
Venus se arrastraba y culeaba en capricornio,
Mercurio hablaba puras weas en piscis y
Marte gritaba e incendiaba en aries.
Abrí los ojos y lloré, no dejé de hacerlo hasta hace poco.
Se me pintó de azul y disfrazó de papá,
Se me dijo que el pene era poderoso y abría puertas,
Se me vistió de oveja en navidad
E incluso baile cueca como buen chileno,
Pero salí fleto, poco hombre, ateo y antipatriota.
Ya mayor me juntaba con mis amigas,
No tenía amigos sudados porque no jugaba a la pelota.
A veces prefería la escondida en vez de la pinta,
Hasta que una botella chocó con mi cabeza,
Me dolió y lloré, mi profesora dijo que era muy sensible
Como si estuviese mal llorar, como si fuese mi culpa.
Me cambié de casa a un liceo
Lleno de penes deformes, chicos y violentos.
El olor era repugnante y los directores lo amaban,
Al parecer les gustaba el pico
Porque estaba en todos lados rayado
En mi asiento, cuaderno, pizarra, puerta, uniforme, mochila, cielo, piel, zapatos, potos, almuerzo, cancha, casilleros, libros, fotos e incluso entre mis piernas.
Aquí me comencé a quemar de verdad,
Antes hubo una pequeña llama atraída hacia una vagina,
Pero se sentía obligada y sin las clases de religión
Las cuales cambié por computación
Los ovarios pasaron a testículos,
De María pasó a Mario.
No era ni grande ni chico,
Sentí que era correcto,
Solo de verlo me quedaba quieto y excitado,
No dude de mis sentimientos.
Tenía ganas de quemar el liceo y quemarme dentro,
Pero en los brazos de este estúpido compañero.
Una vez en cuarto medio
Escribí un cuento de la sin apellido,
Quien no sabía si bajar por las escaleras o tirarse del séptimo piso,
La enamorada del compa que pololeaba,
La triste que se quería ir a caminar,
La escritora de este manifiesto extra-ordinario.
Cargaba con una gran llama dentro, pero no calentaba mucho,
Calentaba menos que sol de invierno,
Calentaba menos que olor a cuerpo
¿A, pero de qué cuerpo?
¿El perfumado de color rosa pastel, o el sudado dorado verdoso?
Ambos y ninguno, depende del día, clima, libido y deseo.
Empecé a tomar talleres al lado del río Mapocho,
Conocí gente más resuelta que yo,
Otras bastante pérdidas que cagaban al verse en el espejo.
Una que amaba tomar vino fuera del MAC,
Esa que me tocó la cintura para quedarme con él,
Esa mayor a la que le dije que no podía porque eran las 11 y vivía en Cerro Navia.
Sola desde el nacimiento
Me comencé a cuestionar ciertos privilegios,
Saqué toda la ropa del closet y encontré una especie de cuerpo,
Me vestí de pies hasta el ultimo pelo del remolino,
Boté las otras telas y fui a comprar,
Recorrí toda la tienda traspasando los límites de la heteronorma.
El 2019, año bastante penca y horroroso
Di un beso y me gustó, a él también, pero yo no.
Flechada por cupido quedé amarrada con cadenas en las patas
Estúpida sin sentido, con deseos de ir a terapia
Me quedé sentada en el paradero mirando a la gente caminar,
Hasta que la crisis de pánico se me fue y pude dormir más o menos bien.
Fuego sentí cuando no me pescaba,
Fuego sentí cuando tocó mi cubrecama,
Fuego sentí cuando estuve en la toma,
Fuego sentí cuando me maquillaba a escondidas,
Fuego sentí cuando usaba falda,
Fuego sentí…
La llama se prende y apaga encerrada,
Al comienzo hubo un incendio en mi casa
Quedó la media caga por mi identidad,
No me entendían y me lo dejaban súper claro.
Me sentí solo, pero me acompañaba El Mago,
Arcano primero de todo este enredo.
El calor va y viene, me prendo rápido al igual como me apago.
Que el proceso constituyente paritario no sea paritario… prende.
Que gane Borich las primarias… apaga.
Que se apruebe el matrimonio igualitario… prende.
Que el MOVILH e Iguales solo se preocupen de casarse… apaga.
Que ataquen a compañeres por ser sodomas… prende.
Las 7 reuniones a la semana… apaga.
Los cambios gracias a las reuniones… prende.
Irse a paro indefinido… prende.
La renuncia y despido de algunos… apaga, solo un poquito.
Tener que hacer exámenes… apaga.
Poder escoger como hacer el examen… prende, solo un poquito.
Las fotos de Grinder… prenden, a veces.
Los mensajes del fotógrafo, me dejan pa la cagá.
Las clases presenciales, me prenden un poco.
Tener reuniones presenciales, me harán decir que tengo Covid.
Tener que moverme 3 horas en micro, apaga.
Tener que salir y caminar por República, Cumming, Santo Domingo y tomar micro… prende.
Hay muchas cosas donde obtengo fuego
Y hay muchas otras que son como cuando se te acaba el gas en medio de la ducha.
Algunas como el fósforo a quema ropa con la caja,
Otras como el soplido con escupo que le cae a la vela,
Algunas como beso en el cuello que me dabas los 24,
Otras como el no somos amigos que me dijiste el 25.
Ya en el último semestre
El rojo fuego nunca me gustó tanto,
Hasta que compré en rosas 5 tipos de rojizo
Uno para los pechos, otro para el pene,
Uno para la falda acampanada, otro para la máscara sin rasgos ni cara
Y uno más para hacer una larga cola, Cola, como me decía un compañero en 4 básico.
Entonces, ya para ir terminado
Porque no sé muy bien cómo cerrar el relato,
Disfrute imitar las piedras por duras que sean,
Me gustó crear una boca de greda y meterle un dildo de plástico,
Me corté el pelo de la cabeza, axila, bigotes y piernas,
Me cloné y transformé, transgredí, transgéneró, trans.
Me gustaban las semi discusiones y comentarios,
Me sentí acompañade por las antorchas en las ventanas,
Me prendí cuando debí realizar un examen,
Me apagué cuando pasó un mes sin clases,
Me prendí cuando escribí este manifiesto
Y me quemé la lengua cuando terminé de hacerlo.
[1] El siguiente texto fue realizado durante el curso de Escrituras Corporales a modo de examen. Es una recopilación de hechos personales, trabajos realizados durante las clases y sentimientos relacionados a la paralización y pandemia. El encargo consistía en realizar una carta a modo respuesta del texto que nos hizo llegar Mariana Cepeda, profesora adjunta del ramo.